
Uno de los primeros días que me puse ese abrigo nevó ("Oh! Sí, nevó... ¡Qué interesante" pensaréis, pero nunca había visto nevar) y aunque creía que no había fotos de ese momento las hay (Y ahí la estáis viendo, y también ese pedazo de muñeco de nieve que los estudiantes salmantinos hicieron). Fue un buen día de biblioteca, en muy buena compañía y como no, en Zacut. Lo echo tanto de menos. Me tiré toda la mañana diciendo "¿va a nevar verdad? Seguro que nieva, fijo que sí" y, sobretodo Luis, un amigo de mi compañera que curiosamente se llama igual que Irene, me decía "que sí, tranquila está el día idóneo" y aunque tuvimos que esperar a que llegase la tarde y con ella el frío salmatino nevó. Pero eso no fue todo, no señores no, esta historia tiene su aquel. Era la primera vez que yo veía nevar, además en Salamanca que nieva siempre, y ese día fue el primer día que mis padres, mis hermanos, primos y demás familiares y amigos vieron nevar en Plasencia, que NUNCA JAMÁS DE LOS JAMASES nieva. Pero bueno, no lo cambiaría por nada, ese día fue espectacular.
Con esta historia de nuestro querido abrigo rojo os dejo, que paséis buen puente y como siempre un beso enorme a mi querida prima Irene. Te echo de menitos.
PD: tengo preparadas más fotinos de vivencias salmantinas nuestras, Irene.
Sencillamente, Bob.